REGIONALES
Más de 10 horas al día camina un
cafesero para vender de dos a tres termos, que le generan una ganancia de cinco
mil bolívares diarios. Muchos han dejado su trabajo fijo por dedicarse a vender
café en las calles
Maracaibo.- Este es uno de los
oficios más antiguos del estado, sobre todo para los adultos mayores. Vendiendo
café se ganan la vida. "Cada vez hay más muchachos en el centro vendiendo
un negrito", según destacan los zulianos en el centro de la ciudad. Se calcula
que hay entre mil y mil 200 desempeñando este oficio.
Ángel
Antonio Romero, de 76 años, tiene más de 10 horas sentado en la misma esquina
de la Plaza Bolívar de Maracaibo. Ofrecerle café a la gente es su único
sustento, además de lo que le dejan “los conocidos” por echarle "un
ojito" a los carros que se estacionan en la Catedral de Maracaibo.
"Un día me paré aquí y aquí me quedé".
Cuenta
que comenzó vendiendo el vasito a locha. Hoy tiene dos precios de 100 y de 150
el vaso más grande. Vende dos termos diarios de café, que para él son
suficientes para resolver la comida del día. Dice que se levanta a las 5.00 de
la mañana y a eso de las 4.00 de la tarde se va a un cuarto detrás de la
Gobernación, el cual alquiló por dos mil bolívares hace más de cuatro años.
"El
viejo", como le dicen sus clientes por cariño, tiene siete hijos, pero
ninguno ve de él. Su primera esposa murió en un accidente de tránsito. Luego se
casó por segunda vez, pero tienen 30 años separados. Sin embargo, dice:
"Estoy tranquilo”. Mientras le sirve un café a una clienta de la Alcaldía
de
Maracaibo, cuenta con orgullo: "Aquí uno tiene muchos conocidos:
abogados, secretarias, médicos, diputados, de todo. Pero conocidos, porque yo
no tengo amigos".
Trabajo puro
Con
cierta tristeza en sus ojos, Ángel recuerda sus tiempos mozos. “Yo soy
bachiller de la República y fui gandolero por 34 años, hasta que me vine para
acá”. Asegura que hace hasta seis mil bolívares diarios, que le alcanzan para
comer arroz con huevo, o yuca con queso. No se queja de nada, al contrario,
agradece estar “en paz”.
De
pronto describe la habitación donde vive. “Tengo un televisor, un DVD para ver
mis peliculitas, una cama y un ventilador. Descanso temprano para levantarme a
buena hora”. Tampoco tiene vicios. “Yo paso el día aquí vendiendo café y
cigarrillos, la gente los compra mucho, pero yo tengo más de 20 años sin
fumar”.
El
viejo, oriundo de Mene de Mauroa, estado Falcón, llegó a Maracaibo a los tres
años de nacido de la mano de su padrino. Hasta la fecha, agradece a Dios aquel
gesto que hoy califica como un milagro.
Son más
David
Mora, de 30 años, es la otra cara de la moneda. ¡Café, café caliente, el café!
Esa es su consigna desde las 6.00 de la mañana cuando llega al casco central de
la ciudad para vender el líquido negro que “quita el frío y el calor”.
El
vasito de café de David vale 100 bolívares, y para vender tres termos debe
caminar por la Basílica, Los Plataneros, el Hospital Central y Chiquinquirá,
Las Playitas, Las Pulgas y la Plaza Bolívar, donde se toma un momento para
descansar.
Dice
que al igual que muchos de sus compañeros, “decidimos salir a vender café
porque uno gana un poco más o por lo menos resuelve el día, porque el sueldo
mínimo no aguanta”. David, quien es padre de una niña, gasta los cinco mil
bolívares que hace diario en la cena y el desayuno. Asegura que pasa todo el
día sin comer para que le rinda el dinero. Vive en el barrio El Empedrao, en La
Musical al oeste de Maracaibo.
Fuente: laverdad.com
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