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jueves, 20 de abril de 2017

Un "negrito" que resuelve el pan de cada día (Inf + Foto)



REGIONALES





Más de 10 horas al día camina un cafesero para vender de dos a tres termos, que le generan una ganancia de cinco mil bolívares diarios. Muchos han dejado su trabajo fijo por dedicarse a vender café en las calles




Maracaibo.- Este es uno de los oficios más antiguos del estado, sobre todo para los adultos mayores. Vendiendo café se ganan la vida. "Cada vez hay más muchachos en el centro vendiendo un negrito", según destacan los zulianos en el centro de la ciudad. Se calcula que hay entre mil y mil 200 desempeñando este oficio.


Ángel Antonio Romero, de 76 años, tiene más de 10 horas sentado en la misma esquina de la Plaza Bolívar de Maracaibo. Ofrecerle café a la gente es su único sustento, además de lo que le dejan “los conocidos” por echarle "un ojito" a los carros que se estacionan en la Catedral de Maracaibo. "Un día me paré aquí y aquí me quedé". 

Cuenta que comenzó vendiendo el vasito a locha. Hoy tiene dos precios de 100 y de 150 el vaso más grande. Vende dos termos diarios de café, que para él son suficientes para resolver la comida del día. Dice que se levanta a las 5.00 de la mañana y a eso de las 4.00 de la tarde se va a un cuarto detrás de la Gobernación, el cual alquiló por dos mil bolívares hace más de cuatro años. 

"El viejo", como le dicen sus clientes por cariño, tiene siete hijos, pero ninguno ve de él. Su primera esposa murió en un accidente de tránsito. Luego se casó por segunda vez, pero tienen 30 años separados. Sin embargo, dice: "Estoy tranquilo”. Mientras le sirve un café a una clienta de la Alcaldía de 

Maracaibo, cuenta con orgullo: "Aquí uno tiene muchos conocidos: abogados, secretarias, médicos, diputados, de todo. Pero conocidos, porque yo no tengo amigos". 

Trabajo puro

Con cierta tristeza en sus ojos, Ángel recuerda sus tiempos mozos. “Yo soy bachiller de la República y fui gandolero por 34 años, hasta que me vine para acá”. Asegura que hace hasta seis mil bolívares diarios, que le alcanzan para comer arroz con huevo, o yuca con queso. No se queja de nada, al contrario, agradece estar “en paz”.

De pronto describe la habitación donde vive. “Tengo un televisor, un DVD para ver mis peliculitas, una cama y un ventilador. Descanso temprano para levantarme a buena hora”. Tampoco tiene vicios. “Yo paso el día aquí vendiendo café y cigarrillos, la gente los compra mucho, pero yo tengo más de 20 años sin fumar”. 

El viejo, oriundo de Mene de Mauroa, estado Falcón, llegó a Maracaibo a los tres años de nacido de la mano de su padrino. Hasta la fecha, agradece a Dios aquel gesto que hoy califica como un milagro. 

Son más

David Mora, de 30 años, es la otra cara de la moneda. ¡Café, café caliente, el café! Esa es su consigna desde las 6.00 de la mañana cuando llega al casco central de la ciudad para vender el líquido negro que “quita el frío y el calor”. 

El vasito de café de David vale 100 bolívares, y para vender tres termos debe caminar por la Basílica, Los Plataneros, el Hospital Central y Chiquinquirá, Las Playitas, Las Pulgas y la Plaza Bolívar, donde se toma un momento para descansar.

Dice que al igual que muchos de sus compañeros, “decidimos salir a vender café porque uno gana un poco más o por lo menos resuelve el día, porque el sueldo mínimo no aguanta”. David, quien es padre de una niña, gasta los cinco mil bolívares que hace diario en la cena y el desayuno. Asegura que pasa todo el día sin comer para que le rinda el dinero. Vive en el barrio El Empedrao, en La Musical al oeste de Maracaibo. 


Fuente: laverdad.com

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